LAS CHOLAS
Muy buen calzado para combatir el frío de los pies en los largos y duros días de los inviernos alistanos y para pisar sobre el barro que cubría las calles después de tanta lluvia y caminar sobre él cuando se helaba.
Que bien vendrían en estos momentos de agua y barro que estamos pasando.
Humildes e insustituibles, hay que darles la importancia en aquel Aliste de la precariedad.
Algunos las hacían durar toda una vida reforzandose con herraduras metálicas para que la madera del piso no se desgastara con el uso en aquellas calles y caminos de suelos con piedras y barro, de los corrales con el «estrumo», que era una mezcla de ramas de jara y urz que se echaban en los corrales para pisar sin humedad hasta el Interior de las casas enlosadas con «lonjas» ó pizarras desde el «astro» o zaguán que hacían su caminar tan estrepitoso que ahora recordamos como «música celestial» de unos tiempos que, aún exentos de comodidades, resultan, sin embargo, fascinantes.
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