
Lluviosa tarde de trabajo

Eran las diez con cuarenta de la noche, y yo aún rondaba en mi oficina, haciendo resonar mis tacones estridentes en el desolado piso veinticuatro de la torre empresarial.
En aquella planta, tan solo, dos compañeros y mi jefe continuábamos terminando nuestros pendientes del día. La noche abrazaba con su frío manto la vertical estructura de acero forrada de cristal, y la lluvia comenzaba a caer precipitándose con fuerza sobre los grandes ventanales.
Aun así, no había prisa ni ansiedad por salir esa noche. Bien había aprendido que más valía desvelarse un poco para terminar los pendientes del trabajo, antes que madrugar al día siguiente para tener que finalizarlos con las prisas encima.
El ambiente desolado era tan tétrico como romántico. El clásico silencio de oficina en el que solo se escuchan las maquinas trabajando, los teclados escribiendo y las impresoras tiñendo de tinta las blancas hojas tamaño carta, ahora era reemplazado por el feroz aguacero que arremetía a la hermosa y caótica Ciudad de México.Relato completo aquí >>> Lluviosa tarde de trabajo